Existen muchas versiones alrededor del origen del pulque; según las fuentes arqueológicas la preparación del pulque remonta a finales del Preclásico en el centro de México, gracias a los hallazgos de cántaros y ollas donde se pensaba que se transportaba el aguamiel y se fermentaba el pulque. También se encontraron instrumentos de piedra, que tal vez se utilizaban para raspar el maguey y para que manara la savia. Además, se han encontrado murales y frisos donde aparecen representados bebedores de pulque.
Según la leyenda la encarnación divina del agave era Mayahuel. El dios Ehécat, dios del viento se encontró en el cielo con Mayahuel y la llevó a la tierra, ambos transformándose en ramas entrelazadas. La abuela de Mayahuel, enardecida descendió a la tierra y ordenó que la mataran; Quetzalcoatl se compadece y siembra los restos de Mayahuel y por intervención divina nace la planta del maguey, que da un líquido sagrado.
Para los indígenas, el pulque era parte de la religión curaba muchas enfermedades y era afrodisiaco. Cuando el pulque era parte de un ritual religioso, solamente los sacerdotes y los hombres mayores de 50 años podían consumirlo, también las personas que iban a ser sacrificadas.
El maguey o agave, conocido como ?árbol de las maravillas? fue muy importante entre las sociedades a lo largo de milenios en Mesoamerica. El maguey es una planta muy alta, con hojas anchas y con espinas en sus orillas. Se aprovecha su savia fresca, el aguamiel, que al fermentarla se convierte en pulque.
La planta necesita cuidados especiales, y hay rituales religiosos para propiciar su crecimiento asociados a su carácter sagrado desde épocas remotas.